Josefa Castiñeiras

A mi abuela se le daban bien las flores y a mi abuelo, las palabras

A mi abuela se le daban bien las flores
y a mi abuelo las palabras.
Mi abuela ponía aroma en los días
y mi abuelo ponía nombre a las cosas.
Mi abuela se murió cuando le faltaron las fuerzas
y mi abuelo cuando se le acabó la sangre.
Mi abuela vive bajo un negro manto de tristeza
y mi abuelo bajo un montón de tierra sucia.

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Para Marcial por ser digno en un país de necios
y para la abuela por la heroicidad de cada día.

Llevaba tiempo buscando esta foto. Llevaba tiempo dándole vueltas a como expresar lo que ” la abuela Pepita ” representó para mi. No sabía como hacerlo y estoy seguro de que no sabre decir todo lo que me gustaría transmitir. Pero si algo tenía claro era que esta era la foto con que quería representarla.

Perdonarme mi escaso estilo literario. Perdonarme mi atrevimiento, pero quiero animaros a todos a escribir. Después de leer esto comprobareis que cualquiera de vosotros puede hacerlo, por que seguramente lo haréis mejor. Quiero animaros a perder ese miedo, por que se que sois varios los que le dais vueltas a enviar unas líneas. Como el mayor de sus nietos creo, y perdonarme nuevamente el atrevimiento, que debo ser el que de el primer paso.

Evidentemente hay otras fotos. Fotos en las que su imagen física sería mas reconocible para todos. Fotos en las que, ¡¡ impensable de otra forma !!, su blanco pelo estaría perfectamente peinado y su moño perfectamente recogido. Esas eran siempre sus condiciones para “posar”. Pero ahora, transcurridos muchos años, creo que no había el más mínimo gesto de presunción en ese detalle. Simplemente había un gesto de dignidad y de respeto para los que viesen la foto. La dignidad y el respeto a los demás. Creo que toda su vida fueron dos referentes.

Me la imagino en los años , los pocos que los dejaron, que compartió con Marcial. Seguramente nunca habló. nunca opinó, pero Marcial siempre sabía que ella estaba detrás. Apoyando. Haciendo que la convivencia siempre resultase agradable en casa. Que las discusiones políticas entre mi abuelo Marcial, con sus ideas revolucionarias y anarquistas, y  mi bisabuelo Martín, hombre conservador y religioso, no afectasen a la vida familiar en el hogar del Olvido 18.

Por que si algo sabía conseguir mi abuela era eso. Que la familia se mantuviese siempre unida en torno a ella. Ella siempre ponía esa paz, esa tranquilidad, esa alegría … Aun me pregunto ¿ como podía sonreír así una persona que había pasado tanto dolor en su vida ?. La agitada vida política de Marcial, los años de cárcel, los registros nocturnos, las amenazas, el asesinato de Marcial, viuda a los veintipocos años con cinco hijos por criar, las humillaciones posteriores, la muerte en accidente del mayor de los hijos ….. Todo ello no fue suficiente para hacerle perder ni su dignidad ni su porte. En aquel porte suyo al caminar, siempre con la cabeza erguida, había un gesto de resistencia. De no querer mostrarse derrotada ante los ojos de los verdugos de su vida.

Hoy, sabiendo todo lo que se, mi admiración hacia ella ha crecido. Hoy realmente es cuando se puede apreciar todo lo que ella significó en la familia. Siempre invisible. Pero siempre pendiente de todos y de cada uno. Siempre dando ejemplo. Siempre marcando el camino a seguir. Siempre uniendo, y los más difícil, cuantas veces haciéndolo sin decir ni una sola palabra.

Cuando la persona que nos enseñó el lugar donde asesinaron a Marcial, a sus ochenta y tantos años, empezó a llorar al recordar la figura de “aquela señora alta que clavou con rabia unha plancha de metal co nombre do seu home na tumba ….. de como a clavou facendo forza co seu pé”, en aquel momento, aunque era la figura de Marcial la que nos envolvía a todos, a mi cabeza vino la abuela Pepita. Y la vi. La imaginé. Y estoy seguro de que de sus ojos no salió una sola lagrima. La imaginé así, con tanto amor hacia Marcial que en un nuevo gesto de complicidad, no permitiría dar una satisfacción más a los asesinos.

Durante muchos años tuve la suerte de disfrutar de su compañía a diario. Perdonarme todos, pero siempre me sentí el nieto favorito, quizás por ser el primero. Por favor, no me desmintáis. Estoy seguro de que a cada uno de vosotros le hizo tener esa sensación. Y ahora la definiría como de las primeras personas que realizaron la ” transición  ” en este país. En todos esos años ni una palabra de Marcial, ni un gesto de rencor, ni una incitación al mismo, solo su enfado cuando se hablaba de política. Aquellas palabras que tardé tanto en comprender lo que significaban ” Cala. Nesta casa xa chegou de política”

Por eso yo buscaba esta foto. En ella, aparece jugando con sus dos primeros biznietos. Pero aparece como era ella. Sin aparecer. Sin dejarse ver. Pero eso si, cuidando y protegiendo a los suyos, haciendo que fueran felices, empujando de ese triciclo como toda su vida empujo de su familia.

¡¡ Gracias abuela Pepita por todo lo que me enseñaste ¡¡. Hoy, desaparecida físicamente de nuestro lado hace tantos años, todavía me sigues sorprendiendo y enseñando cada vez que vienes a mi recuerdo. Gracias por haberme ayudado a educar a mis hijos con tu ejemplo. Tu fuiste mi maestra. Creo que en el que hoy sean esas personas tan maravillosas tienes mucho que ver .

¡¡ Ah ¡¡ y gracias también por darnos el capricho en aquella votación tan singular …. ¿ Tu me entiendes, verdad ?

manolo.