Ateneos de cultura

Proponiéndonos en Santiago entre un grupo de estudiantes y otro de obreros constituir un Ateneo de carácter cultural, y deseando que esta labor nos de el mejor resultado posible en bien de nuestros fines, rogamos a los ateneos anarquistas, sindicalistas y escuelas modernas y también a los camaradas que puedan y quieran hacerlo nos envíen reglamentos programas y opiniones que nos sirvan de aporte a este objeto

Ateneos de cultura 

Proponiéndonos en Santiago entre un grupo de estudiantes y otro de obreros constituir un Ateneo de carácter cultural, y deseando que esta labor nos de el mejor resultado posible en bien de nuestros fines, rogamos a los ateneos anarquistas, sindicalistas y escuelas modernas y también a los camaradas que puedan y quieran hacerlo nos envíen reglamentos programas y opiniones que nos sirvan de aporte a este objeto. Advertimos que uno de los propósitos esenciales que nos anima es darle a este centro la máxima flexividad posible en ideas y alcance humano, y libre en los métodos y materias de enseñanza. El ruego no lo limitamos a los centros y compañeros de España, sino que lo hacemos extensivo a todos los que quieran ayudarnos y atendernos para lo cual rogamos la reproducción de la presente nota en toda nuestra prensa que quiera hacerlo.Las entidades y camaradas que tomen esto con interés diríjanse a: Olvido 18, Marcial Villamor. Santiago-Coruña.

¡DESPERTAD!

 Centros Culturales 

Días atrás, en un número de “El Productor” de Barcelona, nuestra vista tropezó con una noticia que nos interesó no poco. Se trataba de un pedido que hacían un grupo de obreros y otro de estudiantes, que tratan de inaugurar, en la histórica ciudad de Santiago, un Ateneo. 

La verdad, en cuanto a lo que pedían todos estos buenos camaradas, poco, muy poco es lo que podemos darles nosotros. Desde luego, en cuanto a reglamentos, es rotundamente nada, pues no poseemos ninguno. Ahora bien, si nosotros tuviéramos reglamentos que enviarles, no les irían sin una advertencia, o mejor expresado, un consejo, por si lo querían tomar. Mas, calculando que no dejarán de haber recibido el reglamento de algún Ateneo o centro de estudios de la época pasada, convenimos en hacerles conocer el consejo, por si tuviera la suerte de caer con acierto.

Todos los reglamentos de los diversos centros culturales por nosotros conocidos no dejaban de hacer constar, y bien al principio, que el centro en cuestión era ajeno a toda idea política y religiosa. Es sobre este punto que queremos hacer notar la contradicción que supone el que hombres de ideas hicieran predios ajenos a las ideas, que personas definidas en las ideas, no llevarán la definición a sus creaciones, que libertarios hicieran centros ajenos a sus ideas, a las ideas todas, en puesto de hacer medios tan culturales como libertarios, en la esencia como en las declaraciones.

Después de escribir la contradicción, sólo nos cabe que aclarar que somos de los que no sólo quieren que nuestros órganos sindicales y otros estén debidamente definidos, como cuerpos con alma, sino que de ellos hacemos medida tan general que hasta a las obras que no nos pertenecen en la creación, creemos que se debe hacer lo que se pueda por acercarlas y definirlas.

Nosotros aconsejamos a los camaradas de Santiago que traten de instalar un centro de cultura, que hagan que su centro sea, a la vez, con toda claridad y firmeza, libertario. Y hecho el consejo, vamos a advertir, sin que se tome a mal en nada, que ello no supone cerrazón ninguna.

La secta tiene sus individuos que se inician, el partido autoritario acoge a las personas simpatizantes, y con más razón, centros con un ideal tan humano como el anarquista, no pueden cerrar sus puertas a nadie.

No basta hacer cultura. Es preciso hacer cultura y labor proselitista. Y esto no quiere decir que se tenga que tratar igualmente al analfabeto que al individuo con cultura. Cada caso requiere su tratamiento especial. Esto es cosa digna de tenerla en cuenta el grupo que rompa creando la Universidad o sea el centro cultural espiritualmente anarquista que ha venido propiciando “El Productor”.

Dicho queda todo, por si fueran los camaradas y estudiantes de Santiago esos primeros constructores de centro culturales así definidos. Siendo estudiantes y obreros, bien pueden hacer su Universidad, poniendo en los estudios y práctica eminentemente libres cada cual todos sus conocimientos. No hay que poner, en fin, lo que el anarquismo ganaría desde ese momento

Miguel Giménez